PESO PESADO
Hasta el momento, Kevin James no había acabado de funcionar como cómico en solitario. En la taquilla USA, sí, para servidor de manera incomprensible, con las bastante nefastas "Superpoli de Centro Comercial" y "Zooloco". Siempre en el origen del proyecto, en el argumento y los guiones, nadie dudaba de la implicación de James, y de su fidelidad a un humor físico y demasiado blanco pese a su amistad con Adam Sandler. Nada que objetar a ese slapstick familiar, nada malintencionado y basado en el sobrepeso de James, pero sí que, hasta que ha llegado la simpática "Peso pesado", no le había terminado de cuajar la fórmula. "Peso pesado" funciona, y bien.
No sabría decir si es por el trasfondo de comedia deportiva (la lucha libre xtreme en todas y cada una de sus variantes), aunque seguramente así sea, aunque también porque, por una vez, Kevin James y los guionistas le ponen un buen contrapunto femenino en el personaje de Salma Hayek, nada más lejos del interés romántico mal encajado. James, excelentemente dirigido por un habitual de la factoría Sandler, parece aquí frenar su exhibicionismo (que lo tiene) en aras a una fidelidad adorable al modelo de Danny Kaye en "El asombro de Brooklyn": un pobre tipo normal sacudiéndose con profesionales por una serie de equívocos y una buena causa escolar digna de Harold Lloyd, Buster Keaton o John Candy. Así, entre pelea y pelea (a cual más divertida) y un poco de vodevil docente, "Peso pesado" va trazando un "Rocky" para todos los públicos, esa película que habría hecho John Belushi en plena desintoxicación. En definitiva, esa película que ya hicieron Carl Reiner ("Soy único") y Brian Robbins ("Listos para luchar"). Esto, cuando parecía que Kevin James iba a conformarse con la mediocridad habitual, ya se merece un aplauso.
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