Si no te sientes bien, la mejor cura es ir al doctor, pero al Dr. Frankenstein.
Una de las comedias más queridas y atesoradas por el mundo cinematográfico, un clásico que curiosamente es la parodia de otro clásico, "Frankenstein" (1931) de James Whale, una apuesta que puede parecer desagradable y falto de respeto, es reconocida como una película cuya función es desaparecer miedos y traumas a través de la risa.
El Dr. Frankenstein hereda el castillo de su difunto abuelo, que goza de mala reputación, por el intento de ciencia al querer revivir un muerto mediante la energía eléctrica de los rayos. Es aquí donde el doctor decide continuar y terminar la tarea de su abuelo, con la ayuda de su sensual ayudante Inga y su asistente jorobado Igor. De aquí en adelante, la historia se transforma en un festival de buen humor y un cariñoso homenaje a la cinta de 1931, sobre el inmenso monstruo creado en el laboratorio de Frankenstein.
Bien Javier, que bueno seguir leyendo tus comentarios de cine.
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